Anoche en la Casa Colón de la Av. Itzáes se organizó una velada literaria que consistía en que algunos maestros y escritores de la Escuela de Escritores Leopoldo Peniche Vallado leyeran algunos de sus textos.
Los primeros en pasar fueron una chica y un chico. Él leyó un cuento corto sobre un hombre que se ve perdido por el abandono de su mujer, las palabras que utilizó, a mi parecer, hicieron que fuera fácil seguir el hilo de la lectura. La joven leyó un texto sobre los amantes, por varios minutos nos hizo creer que su cama era bastante visitada pero luego (de forma abrupta) dejó ver que hablaba de perfumes y no de hombres que pasaban por su cuerpo. Aunque la temática agradó a algunos, me pareció con algunos lugares comunes, creo que pudo ser mejor tratado.
Después pasaron algunos profesores que mostraron su experiencia, muchos leyeron textos ya publicados y otros, inéditos. La poesía fue lo que más disfruté escuchar, no me agrada tanto cuando es un cuento el que se lee, ya que las ideas son más largas y cuesta un poco más de trabajo (en lo personal) seguir el hilo, sobretodo en lugares concurridos y con mucha facilidad de distracción. En cambio, considero que la poesía al estar compuesta de ideas más cortas, se disfruta mucho más.
Me encantó descubrir que los espacios para que principiantes lean en el mismo lugar en el que leen maestros y poetas consolidados en Mérida sea más común de lo que se piensa normalmente. Esto permite que haya más variedad en los textos y les da un muy buen lugar a los que apenas estamos comenzando. Y los asistentes podemos conocer tanto a escritores con trayectoria como las nuevas propuestas.
Eso sin contar que pude llevarme una estampa de Julio Cortázar y su gato de la mesa de libros Traficante de Letras.
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