martes, 14 de enero de 2014

Muliculturalidad en México


La cultura proviene del latín cultus que significa cultivo, haciendo referencia al espíritu humano y a las facultades del hombre. Aunque su definición haya ido mutando a lo largo del tiempo, se reconoce como cultura precisamente a ese proceso de cultivo y desarrollo de una población en un tiempo y espacio constantemente actualizado. Para algunos autores la cultura es todo lo que el hombre hace, y se divide en categorías como histórica, mental, estructural y simbólica.
En cuanto a la histórica, se refiera al conjunto de cosas tangibles e intangibles que ha hecho el hombre a través del tiempo. La cultura es acumulable, es un espiral que sirve de archivo para la educación e implementación de un nuevo individuo dentro de la sociedad. Aunque el hombre, y por ende su cultura, esté en constante reajuste, no se deja de considerar cultura las cosas que ya no se siguen practicando o viendo, pero que en algún tiempo lo fueron. De hecho, es un error muy común sobrevalorar la cultura anterior a la de nuestros días, como pasa con las nuevas tecnologías. Todavía no consideramos un Ipad como cultura, pero una vasija prehispánica, sí. Y no es que una valga más que la otra sino que ambas forman parte de un entorno social y son una constante en el desarrollo de los seres humanos que conviven en un mismo tiempo y espacio.
La mental se refiere al complejo de ideas y hábitos de una sociedad, la ideología de los habitantes no siempre es la misma, esto incluye religión, tendencias políticas, hábitos como los pasatiempos, las actividades, costumbres, tradiciones y otros factores cotidianos.
La estructural se refiere a los símbolos pautados e interrelacionados, como la bandera, el himno, la mexicanidad, los objetos que identifican a una cultura. Y la simbólica, en donde se encuentran los estereotipos, las valoraciones de lo bello y lo feo, la moral, etcétera.
Es un poco complicado hablar sobre la influencia de culturas que tiene México. Como dijimos anteriormente, la cultura no puede cortarse en el tiempo y comenzar a definir lo que es cultura a partir del siglo XX por ejemplo, porque todo lo actual es la mezcla de culturas pasadas.
Si hablamos del momento prehispánico, comenzamos por las diversas culturas prehispánicas que se interrelacionaban ya en los tiempos antiguos, por lo que cada una se veía influenciada por otras. Considero que hay muchas olas de influencia en la sociedad mexicana.
La primera de ellas es la llegada de España, y no sólo de España sino de toda Europa que ya estaba influida por los otros países del continente y también por los otros, si recordamos a los árabes y su intensa intervención en la cultura española. Al abrir las puertas al nuevo mundo, no sólo llegaba otra cultura, sino otra mezcla cultural con el mismo tiempo de recolección de historia, estructura, mentalidad y símbolos.
Muchos años antes, España había recibido los frutos de una de las culturas madres, como es la Grecorromana, y en ella podemos encontrar, otra vez, un resultado de aspectos históricos de otras fuentes naturalizados como griegos y romanos, que sin embargo, fueron construidos en la raíz de otra cultura más antigua. Y así podemos hablar, de la occidentalización que construyó una nueva etapa en lo que mucho tiempo después sería México.
Los medios de comunicación que estuvieron presentes incluso antes de que naciera la tecnología, permitía que culturas apartadas fueran también inspiración de otras hasta mezclar vocablos y costumbres, razas y alimentos.
En la segunda mitad del Siglo XX llega para quedarse la Globalización como resultado de la occidentalización que rige como la cultura ideal. Es aquí cuando se ve claramente que gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación como la Internet, es posible la transmisión de cultura prácticamente de todas partes hacia todas partes como una red infinita.
Una de las primeras y más claras influencias es la de Estados Unidos. Al ser un país vecino con el que compartimos comercio y que hemos dado tantas concesiones para empresas gringas en comunicación, industria de los alimentos, bancos, empresas multinacionales, etcétera, y además de todo ser una de las mayores potencias a nivel mundial, recibamos cantidades extraorbitantes de muestras culturales que adaptamos pasivamente a nuestros tiempos.
Es un error decir que Estados Unidos no tiene cultura. Estados Unidos tiene una de las culturas más influyentes a nivel universal (si no lo creen, contemos cuántos satélites tiene en el espacio, incluso envía a Julia Roberts). Lo que no tiene es una historia cultural tan rica como la nuestra, por ejemplo, pero de qué sirve que tengamos un tesoro cultural tan grande, si ya nadie se molesta en desenterrarlo. Sin embargo, si nos centramos en la definición de cultura, veremos que poco a poco vamos unificando nuestra cultura americana con Estados Unidos.
Decir que las hamburguesas no son cultura mexicana, implica decir que los chiles en nogada tampoco lo son porque fueron cocinadas por primera vez por y para españoles. Entonces, si nos mostramos orgullosos con nuestros orígenes y comenzamos a desplazar a las nuevas influencias, tendríamos que quedarnos simple y llanamente con las primeras civilizaciones prehispánicas, excluyendo incluso a nuestro idioma español. ¿O es que acaso la cultura significa la mezcla histórica de donde vienen tus padres y no de todo el entorno en el que vives?
Lo preocupante, a mí parecer, es la falta de presencia que tiene México en este intercambio cultural masivo y el papel receptivo que se limita a ser parte de un estereotipo inmigrante ilegal, porque al parecer es la única forma de que nuestra cultura entre a otros países, o al menos así nos lo hacen ver las películas holliwoodenses.
Algunos de los aspectos o canales en los que otros países nos han influenciado son: el lenguaje, en las nuevas locuciones en inglés, ciertos modismos del francés o regionalismos de otras partes del mundo como: “fo” de Venezuela.
En conclusión, no podemos definir países exactos que influyan a nuestra cultura, ya que ésta es sólo la mezcla de la mezcla de otras culturas en constante interrelación. Por lo que es más acertado decir que nuestra cultura es abierta, cambiante, indefinible y es parte de otras culturas en general, con un menos o mayor grado de intensidad en cuanto al uso cotidiano.


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