En
1957 el escritor estadounidense Norman Mailer escribió un ensayo
sobre los hipsters. Sin embargo, éstos distaban mucho de ser los
bigotudos con lentes de pasta y postura de filósofo que solemos ver
en cafés como Starbucks o decapitados con implantes de cabeza de
algún animal del bosque en las fotos del Facebook. Los hipsters
hipsters cincuenteros, según Mailer, eran más bien aquellos blancos
que adoptaban la cultura negra de esa época y tenían problemas
existenciales causados por la guerra, la crisis, el sistema de
supuesta perfección estadounidense, etcétera.
Hip,
viene probablemente de Hep, para los músicos significa la
cualidad instintiva de comprensión instantánea, y los músicos de
jazz usaban la palabra hip para referirse a quienes conocieran
sobre la subcultura afroamericana, lo cual incluía saber de jazz. El hipster se distinguía por ser toxicómano,
enamorado del jazz,un verdadero underground que pasaba sus noches de
cantina en cantina en los barrios más peligrosos de San Francisco.
Norman Mailer decía que un hipster podía ser un músico de jazz,
rara vez un artista y casi nunca un escritor, podía ganarse la vida
como criminal, vagabundo o cirquerucho en Greenwich Village. El
ensayo dice: “Es esta sabiduría que provee la curiosidad de sentir
en el mundo del hipster, un mundo de resurgimiento religioso cool, de
estar seguro, el elemento excitante, disturbio, de pesadilla, el
interior del alma y la vida violenta, la orgía y el sueño del amor,
el deseo de matar y una concepción dialéctica de existencia con un
deseo de poder”.
El
hipster por excelencia, decía el ensayo,es el actor James Dean, cuya
película “Rebelde sin causa” es casi una semblanza del actor. En
términos psiquiátricos el hipster es infantil, el único
inconformista extremo de su generación. Los periódicos apoyaban
indirectamente la libertad de expresión de los negros, pues las
noticias sobre la delincuencia, las críticas de la falta de
estructura musical del jazz y las burlas de sus emotivos gruñidos y
enfermedades tóxicas ocasionaron la fama y la propagación de un
cultura que expandiría su color. ”El hipster ha absorbido la
sinapsis existencialista del Negro y prácticamente podría ser
considerado un negro-blanco”.
Los
beats, grupo de poetas alternativos, compartían lugar y tiempo con
los hipsters, pero sobre todo compartían el jazz, las drogas y la
abulia existencial. Sin embargo, Mailer se preocupó mucho por
distinguir a uno de los otros, ya que la gente solía confundirlos.
Él decía que un beat era el ala contraria del white-negro, la
violencia era lo que hacía a uno diferente a otro. Los beats eran
agresivos sólo al escribir, no eran músicos de jazz, compartían
ideología e inconformidad, pero había una línea que los dividía y
ésta era la delincuencia. Paul O'Neil decía que los poetas beats
eran individualistas y antisociales al extremo de la neurosis. “Son
unos disidentes tan fascinados con su propio yo y tan resueltos en su
amarga exigencia personal, que difícilmente organizarían
delincuentes juveniles en un reformatorio”.
Llevaron
una relación de influencia mutua. Allen Ginsberg, el poeta
reconocido de ésta generación, es el prototipo del hipster de hoy
en día, sin que lo haya sido necesariamente en su época. En su obra
Aullido los retrata: “he visto a las mejores mentes de mi
generación destruidos por la locura, famélicos, histéricos,
desnudos, arrastrándose de madrugada por las calles de los negros en
busca de un colérico picotazo (heroína), hipsters de cabeza de
ángel consumiéndose por la primigenia conexión celestial (...)
encarnación de la pobreza envuelta en harapos, drogados y con vacías
miradas, velaban fumando en la sobrenatural oscuridad de los pisos
de agua fría flotando sobre las crestas de la ciudad en
contemplación del jazz”.
La
obra de Mailer, el white negro, sienta las bases de la filosofía hip
y el rudo existencialismo. Eran una “nueva raza de aventureros
urbanos que iban a alzar en la noche en busca de acción”.
Maniqueísmo, sexo, drogas, psicopatía filosófica eran las
características de un white negro. El hipster de hoy en día es una
broma infantil del hipster original, ¿tendrá que ver con la mala
idea de adaptar términos viejos a nuevas tendencias por el parecido
superficial o la asociación errónea? ¿o es sólo el antecedente de
una filosofía más pacifista y comercial? No sé, pero si Norman
Mailer se empeñó tanto en distinguir a los beats de los hipsters en
1957, me pregunto qué haría si se enterara del uso actual del
término.
Katia Rejón
Interesante el artículo ya que traza en unas pocas líneas algunas definiciones de conceptos que muchas veces parecen estar unidos, como la beat generation y los hipsters. Todo esto, basado en las definiciones de Mailer. Y por supuesto, la resignificación (si es que cabe) de un término más de 50 años después.
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