miércoles, 14 de mayo de 2014

Debéis ganaros la vida amando (Henry David Thoreau)


Christopher McCandles

Estaba en la combi un lunes por la noche y el conductor escuchaba una estación de radio local en la que promocionaban, mediante una entrevista, unas clases de inglés. La chica preguntó ¿por qué es importante aprender un idioma? Y el interesado contestó: para encontrar trabajo. Aunque tiene toda la razón de que un idioma amplía las posibilidades de un empleo y todos necesitamos uno, ¿ a eso se reduce el aprender otra lengua?

Me recuerda a un pasaje de Thoureau en el que dice: “Si un hombre pasea por el bosque por placer todos los días, corre el riesgo de que le tomen por un haragán, pero si dedica el día entero a especular cortando bosques y dejando la tierra árida antes de tiempo, se le estima por ser un ciudadano trabajador y emprendedor. ¡Como si una ciudad no tuviera más interés en sus bosques que talarlos!”. Creí que el chico interesado en que las personas tomen clases de inglés apelaría más a la satisfacción de ampliar el conocimiento y las formas de interpretar o pensar a través del lenguaje extranjero y propio, ya que en lo personal, considero que esta unión de pensamiento y lenguaje es más atractiva y beneficiosa que el reunir puntos en la competencia a muerte del campo laboral.


No quiero decir que todos debamos ser desinteresados del trabajo formal ni propongo una vida ascética, sólo muestro un poco de tristeza al pensar que nuestra existencia gira entorno a ser materiales de construcción que sólo buscan productividad y no complacencia. En el libro Una vida sin principios, Thoreau dice “el propósito del obrero debería ser, no el de ganarse la vida o conseguir >un buen trabajo<, sino realizar bien un determinado trabajo”.

Es irreal pensar que todas las citas de este filósofo son aplicables a la vida de tráfico, sudor y préstamos bancarios de todos los días. Y que cosas como “no hay mayor equivocación que consumir la mayor parte de su vida en ganarse el sustento”, podría levantar muchas cejas. Sin embargo, algunas como el primer ejemplo de aprender un idioma están dentro de nuestros planes como un formulario que hay que llenar para ser más fértil cuando podríamos aprovecharlo de otra manera y enfocar el empeño a un beneficio más interno y profundo.

Quizá no podamos ser Christopher de Into the wild (película basada en una historia real) y dejar la escuela, la familia, las personas, la seguridad, la ciudad por viajar de mochileros a Alaska para sentirnos seres naturales y “agrandarnos como humanos”, pero a veces hay tantas cosas buenas encerradas en frascos de vidrio sobre un anaquel del supermercado que sólo hace falta mirarlas bien y hacerlas nuestras.

  


Las fotos son de Internet.

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