lunes, 9 de diciembre de 2013

Apuesta por Nuevo Periodismo


El término “Nuevo Periodismo” surge a principios de los años sesentas, con el aura hippie y la guerra de Vietnam, en Estados Unidos. Sin embargo, el nombre sólo es la designación a un tipo de escritura que se hacía desde la época de Herodoto, hace al menos 2,500 años. El nuevo periodismo está, por lo tanto, lejos de ser un neonato arrullado en la cuna de los mass media.

"Abandona la prosa informativa despersonalizada y asume un punto de vista", Diego Rosemberg.

El surgimiento de esta nueva pluma surge de tres fuentes: de los escritores que buscaban algo más que un realismo literario, deseaban experimentar escribiendo obras de no ficción, en medio de un ambiente que prometía mejores historias con una gama de aspectos políticos, sociales y cambios inimaginables a principios de siglo; de los periodistas que creían insuficientes las técnicas tradicionales y deseaban expresar una mayor sensibilidad a los acontecimientos sociales y políticos de la época; y por último, activistas inmersos en las nuevas subculturas nacientes, como feministas, hippies, artistas, etcétera.

Entre los pioneros de este nuevo género de no ficción están: José Martí , Rubén Darío, Roberto Arlt  Alejo Carpentier , Rodolfo Wash , el padre del Nuevo Periodismo, Tom Wolfe, Thruman Capote, Elena Poniatowska y Gabriel García Márquez, quien creó la Fundación Nuevo Periodismo Ibernoamericana, encargada de formar profesionales en este género y también de premiar a lo más reconocido.


Para comenzar a aceptar y valorar al Nuevo Periodismo, es necesario desnudar por completo al término “objetividad” tan presente como característica básica en los textos periodísticos. En sus inicios, el periodismo se desarrolló como un oficio, en  ciudades, como en Mérida por ejemplo, la profesionalización de los reporteros no es común, ésta la reconocen por la experiencia y no por el título recibido. “Al revelar sus inclinaciones personales, el nuevo periodista lucha por una clase más alta de objetividad de algún modo superior a la del periodista que imagina una falsa imagen de sí mismo como un ser incontaminado,neutro, capaz de prescindir de toda carga ideológica”. (John Hollowell, 2003, P.36)


Al profesionalizarse, el periodismo todavía tiene ciertos estigmas provenientes de los tiempos en los que se consideraba una ocupación técnica. Parece que el periodista, está imposibilitado de ejercer su derecho a la opinión, aún cuando se le exige estar informado y tener todo el marco teórico y analítico para desmenuzar una noticia. ¿Acaso existe una especie de pudor en la estimación? Un médico o un electricista no están privados de su derecho a dar juicios de valor o un diagnóstico que tenga que ver con aquello en lo que son expertos. ¿A qué se debe entonces la rigurosidad para la objetividad, además de que esta es utópica? “Lo que amenaza la objetividad es la aplicación indiscriminada de la velocidad y el uso de hacer encajar a la fuerza en el molde del periodismo instantáneo a todos los asuntos públicos, sin importar si son complejos, oscuros o si están todavía en proceso de desarrollo”. (McDOnald , 2008)

Una de las grandes preocupaciones contemporáneas en el ámbito periodístico es la tendencia de los informantes y su línea editorial a la que están unidos por un cordón umbilical. Sin embargo, ésta es un camino erróneo hacia el periodismo subjetivo que incluye la opinión del periodista, ya que la ética profesional exige que su punto de vista esté justificado por un conocimiento extraordinario del tema y no por intereses económicos. Existen impedimentos para desarrollar este tipo de periodismo como la institucionalidad que ha surgido a partir del periodismo taquigráfico. La nómina de muchos empleados del medio es gracias a la transcripción literal de las fuentes oficiales que además responden a una política empresarial y conciben a la notica como un producto. “Las organizaciones noticiosas demasiado deidcadas al status quo rehusan admitir la evidencia de que el statu quo no funciona”. (Ben Bagdikian, 2005)

Desde el momento en el que observamos un hecho, lo hacemos desde nuestra experiencia y marco teórico aprendido, tenemos una serie lógica que lleva a interpretar y sesgar ciertos aspectos de una noticia. Y se pretende, que toda una complejidad y fenómenos social se sintetice en cinco preguntas, que podrían ser respondidas o transcritas por cualquier persona del oficio sin que ésta deba tener precisamente profesión. “«pasaban las cosas», había que «tomar contacto con completos desconocidos, meterse en sus vidas de alguna manera, hacer preguntas a las que no tenías derecho natural a tener respuesta, pretender ver cosas que no se tenían por qué ver, etc.» y ante la incapacidad de los novelistas para enfrentarse al cambio vertiginoso experimentado por la sociedad norteamericana «tuvieron, para ellos solos, los locos años sesenta, obscenos, tumultuosos, mau-mau, empapados en droga, rezumantes de concupiscencia»”. ( Reed, Southern, Tomalin, Barbara L.y Goldsmith, 2003)

El Nuevo Periodismo es una corriente holística que integra al periodismo de investigación, al periodismo tradicional y al interpretativo, rompiendo las divisiones de la misma literatura y sociología, de la no ficción y reconstrucción de la realidad. Se opone a esta concepción reduccionista y concentra su objetivo con dos herramientas principales: verdad y escritura. Valiéndose de todas las posibilidades de acumulación de datos, interpretación, teoría y recursos lingüísticos sin tener que responder y golpearse con los límites de cada una de éstas.

Por otro lado, la también llamada “Literatura de no ficción” resuelve un problema contemporáneo al que se han enfrentado muchos reporteros del oficio: el periodismo ciudadano. El avance tecnológico ha permitido que la sociedad en general, los lectores, y televidentes tengan no sólo la oportunidad de tomar fotografías de los hechos, sino de informar y difundir de manera masiva una noticia. ¿Cuántas noticias mundiales no han tenido como primera fuente a Twitter? Basta con tener un smartphone y una cámara de 8 megapixeles para tener una cintilla lista para ser transmitida en cadena nacional. Lo anterior, reafirma lo dicho en los primeros párrafos: cualquiera puede escribir una nota con las cinco preguntas básicas, es suficiente tener mínimos conocimientos de redacción para publicar en un periódico. Esto no quiere decir de ninguna manera que está desapareciendo el periodismo, sino que hace más evidente la insuficiente labor de los reporteros del diarismo. “Los rasgos principales que dominaban el modelo periodístico vigente consistían en una frustrante estandarización de las informaciones, originada en una uniforme concepción de la “noticia”; una aburridora falta de imaginación y audacia para enfrentar con procedimientos nuevos los fenómenos emergentes y, en general, un desprecio por la innovación y el cambio”. (Santibañez, 2010).


En conclusión, el nuevo periodismo surge como respuesta ante cambios inminentes de la sociedad en la segunda mitad del siglo XX, cambios que siguen en su proceso interminable y cada vez es más notoria la necesidad de un periodismo que involucre al reportero otorgándole posibilidades estilísticas, y el cumplimiento de su derecho profesional de escribir una opinión personal explícita debidamente fundamentada y tomando como base la realidad social.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Jam de escritura erótica




El Centro de Artes Visuales fue escenario de un proyecto de textos eróticos, música y visuales improvisados, con motivo del Otoño Cultural.

Patricia Garfias, gestora cultural, presentó un proyecto llamado "Jam de escritura erótica" con una dinámica muy parecida a la que se presentó en la Noche Blanca  en el parque de Santa Ana, Babel Desnuda .

La dinámica consiste en participar en el proceso creativo del escritor, encuadrado con música, la cual suele ser producida de una manera muy original como improvisación con DS y acordeón, además del apoyo visual que sirve como plataforma para la escritura en vivo.

En esta ocasión,  participaron la escritora Patricia Garfias y el escritor Roberto Azcorra, y en la producción sonora y visual, colaboró el artista visual Luis Cruces Gómez con su propuesta de música chiptune y la manipulación de vídeos con material del artista Ramón Rosado.

Al finalizar el público tuvo la oportunidad de dialogar con los participantes y retroalimentar la idea del proyecto, aportando sugerencias como abrir el espacio a  quienes asistan a la muestra y deseen improvisar, a razón de romper la barrera entre público y artistas.

También se manifestó la experiencia de los espectadores y la percepción de la propuesta. El erotismo sobrepasó las palabras sexuales para experimentar otro grado de desnudez en la que el escritor se descobija al lector, que en este caso también fue oyente y otro grado de voyeur.


Cien años de Soledad- Gabriel García Márquez


Cien años de soledad es una de las novelas más representativas del Boom Latinoamericano que surgió como renovación literaria e histórica en los años 60’s. Los revolucionarios años 60’s . Cuando las primaveras de Paris, México y Japón estaban derrumbando muros, la sexualidad se estaba metiendo en las casas más conservadoras y el purismo se desvanecía en la época de la postguerra. Toda la historia de la humanidad se preparaba para cambios políticos, artísticos e ideológicos.

En esta cuna nace Cien años de soledad como una novela que se entrega propiamente a las técnicas y recursos que un grupo de escritores (ahora los máximos representantes de la literatura hispanoamericana) cercaban una nueva generación de literatura que alcanzaría su reconocimiento internacional, e influiría en la europea.

Junto con Gabriel García Márquez, estaba Carlos Fuentes y Julio Cortázar intercambiando epístolas que tenían como tema central esta novela emblemática. Dentro de los textos de la edición conmemorativa de Cien años de soledad está un homenaje de Carlos Fuentes, y habla precisamente de cómo él evoca a la novela como “una prodigiosa imagen cervantina de la existencia convertida en discurso literario, en pasaje continuo e imperceptible de lo real a lo divino y a lo imaginario”.

Fuentes le dice a Córtazar que la novela que acababa de leer es el Quijote americano y esta afirmación demuestra dos cosas: la importancia de esta narrativa nueva integrada en una obra maestra que combina con frescura el realismo mágico y a la respuesta de esta serie de cambios. Y sobre todo que América y el mundo está listo para crear obras que compitan por el reconocimiento literario propio de una literatura clásica, antes intocable.

Cien años de soledad no es la pregunta sino la respuesta de la corriente emergida, Fuentes concluye diciendo que  “cada gran novela latinoamericana nos libera un poco, nos permite delimitar en la exaltación nuestro propio territorio, profundizar la creación de la lengua con la conciencia fraternal de que otros escritores en castellano están complementando tu propia visión, dialogando contigo”. No es que no existiera algo como Cien años de soledad, sino que era la consolidación de un nuevo género que integraba la identidad hispana como recurso literario y justificación artística.

Uno de los aspectos que hace a la novela tan representativa es la convergencia de características que parecen contrafácticas por naturaleza, al crear una realidad alternativa permite que haya cabida a una pluralidad de la vida “real” tal cual nosotros la conocemos, en la que las situaciones, personajes, representaciones ideológicas permanecen separadas por una barrera de autopoiesis y en la novela conviven como parte de un mismo entorno. Vargas Llosa habla sobre esto y dice:

“Esta totalidad se manifiesta ante todo en la naturaleza plural de la novela, que es, simultáneamente, cosas que se creían antinómicas: tradicional y moderna, localista y universal, imaginaria y realista”.
Algunos autores como Mario Vargas Llosa hablan de la totalidad de la historia. Él considera que la relación de la historia de Macondo y la de los Buendía es interdependiente. La estirpe comienza con José Arcadio Buendía y su esposa Úrsula, con ellos llegando a un nuevo lugar, fundado por ellos mismos, entre otras personas, y el desarrollo del linaje Buendía tanto en su forma lineal como en el desenvolvimiento cíclico, tiene correlación con los momentos por los que pasa Macondo, el cual es en un principio una ciudad sin muchos avances, es Génesis, es nacimiento. Los personajes están arraigados a un espacio y tiempo en constante mutación y déjà vus.

A lo largo de la historia la situación de Macondo se complejiza, como la de la familia Buendía y al final cuando la ciudad ha sido una tromba histórica tanto como los personajes, ya no queda nada. Todos se van. Las últimas páginas demuestran un abandono y  es un escenario perfecto de soledad, donde el penúltimo Aureliano conoce su destino a través de Melquiades como una representación divina del conocedor del destino y poseedor de sabiduría, el personaje más mágico de la novela, que nace, habla, cuenta, influye, muere y vuelve a vivir cada vez que uno de los Buendía se acerca a él, en una especie de unión metafísica del conocimiento, es el hilo conductor de la historia.

Aureliano, el último vivo de la estirpe, sale por Macondo. La hecatombe de la familia Buendía está ligada a la hecatombe de Macondo, así como su génesis fueron prácticamente simultáneas.
Vargas Llosa dice sobre esto, “…Macondo que es la estirpe de los Buendía: ambas entidades nacen florecen y mueren juntas entrecruzándose sus destinos en todas las etapas de la historia común”. Y sobre la influencia en sus transformaciones, apunta: “Es Úrsula quien descubre la ruta que trae la primera invasión de inmigrantes a Macondo. La casa de los Buendía da, con sus mudanzas, la medida de los adelantos de Macondo”.

En la concepción de esta realidad abstracta, entintada de metáforas y simbolismos, hay todavía más unión. La novela se sale de lo ficticio, traspasa la unión de espacio-tiempo-personajes dentro de la historia y se vuelve un espejo artesanal de la realidad de la sociedad latinoamericana, y en general de cualquier sociedad. Las situaciones de Macondo son una síntesis de la historia de la humanidad.

El asentamiento en un nuevo sitio, el conocimiento deificado y la sabiduría codiciada por mentes con preguntas de existencia y ansias de practicidad en la vida como el primer José Arcadio, los avances tecnológicos y descubrimientos, influencias trasatlánticas, la conquista de una tierra, plantación de bananos, tierras en las que se asolean las piernas norteamericanas y su cultura expansiva, la guerra tan abierta de “liberales y conservadores” que representa cualquier guerra, pues en el modelo de revolución siempre hay alguien que apoya el cambio (liberador) y otro que se opone a él (conservador). Notamos que este molde de guerra está dentro de la novela de manera abierta para ser la estructura de una historia social contemporánea.

En los años 60’s, la posguerra había dejado una resignación y orgullo al estado capitalista y un rencor sordo del comunismo. Macondo pasa por una situación parecida cuando José Arcadio Segundo se vuelve líder obrero que reacciona ante una explotación desmesurada de los bananeros y es sonsacado por la historia, que lo deja indefenso ante el mundo que no le da la razón.

“La ciudad se transforma en un campamento de casa de madera con techos de zinc” (p.260), y junto al pueblo surge  el de los gringos, “un pueblo aparte…con calles bordeadas de palmeras, casas con ventanas de redes metálicas, mesitas blancas en las terrazas y ventiladores de aspas colgados en el cielorraso, y extensos prados azules con pavorreales y codornices”.
De una forma más simbólica están los objetos rememorados a lo largo de la historia, como una herencia conductual. Los pescados de oro, el cuarto de Melquíades y los pergaminos, el hábito de hacer y deshacer par postergar la soledad, etcétera; son una analogía a la retrospectiva histórica que unifica la concepción de realidad que más que un círculo, se convierte en espiral.

En uno de los prólogos del libro dice: Macondo sintetiza y refleja (al tiempo que niega) a la realidad real: su historia condensa la historia humana, los estadios por los que atraviesa corresponden, en sus grandes lineamientos, a los de cualquier sociedad, y en sus detalles, a los de cualquier sociedad subdesarrollada, aunque más específicamente a las latinoamericanas. Este proceso está “totalizado”; podemos seguir la evolución desde los orígenes de esta sociedad, hasta su extinción: esos cien años de vida reproducen la peripecia de toda civilización (nacimiento, desarrollo, apogeo, decadencia, muerte).
Incluso la ligación de Macondo con la familia Buendía es una muestra más de representación humana. Existe una profunda relación hombre-sociedad en la que uno no puede existir sin el otro y no sólo se influyen sino que se condicionan una a la otra y los cambios que sufren no son sino una alteración provocada por la contraparte. Macondo es a los Buendía, como Cualquier país de Latinoamérica es a Cualquier familia latinoamericana. La historia de Cien años de soledad es a la literatura, como cualquier historia de una sociedad hispanoamericana es a la vida.


Por eso Cien años de soledad se conjuga tan bien con el realismo mágico que algunos autores, como Elena Garro consideran como una muestra de pensamiento latinoamericano característico de mitificaciones y con la época en la que los autores buscaban crear a partir de la identidad hispana, son los cien años hechos novela de la historia de una Latinoamérica solitaria.

Juan José Arreola- Confabulario



De la ponencia realizada en el marco del I Coloquio de Literatura Identidad Mexicana El Valor de Nuestros Discursos en la Biblioteca Central Manuel Cepeda Peraza de Mérida Yucatán. 

Juan José Arreola, el vendedor de sandalias, el cobrador, el maestro, el periodista, el pastor, el comediante, el panadero, el comentarista de deportes, corrector en el FONCA el dependiente, uno de los grandes ensayistas y cuentistas del siglo XX.

Nació el 21 de septiembre de 1918 en un pueblito jalisciense: Zapotlán el Grande, hoy ciudad Guzmán. Su primer acercamiento artístico fue en la ciudad de México D.F. cuando se mudó para estudiar en la Escuela Teatral de Bellas Artes.

Convivió con los autores más destacados de la época como Juan Rulfo y Antonio Alatorre con quienes fundó la revista Pan en 1944. También conoció al actor Louis Jouvet, y J.L. Barrault. Fue maestro de una generación de escritores como Vicente Leñero, José de la Colina y José Emilio Pacheco.

Publicó su primera obra en 1941, llamada “Sueño de Navidad”, en 1950 recibe una beca de la Fundación Rockefeller, y entre sus premios están el Premio del Festival Dramático del Instituto Nacional de Bellas Artes, el Premio Xavier Villarutia, el Premio Nacional de Letras, el Premio Juan Rulfo, el Alfonso Reyes, el Ramón López Velarde y el Premio Jalisco de Literatura, con su obra maestra “Confabulario”.

Su obra tiene fama de ser perfeccionista, Confabulario, es una antología ecléctica de cuentos que se modificó tres veces, siendo el último el libro “Confabulario Definitivo” el cual contiene 10 cuentos que podrían clasificarse también como descripciones, fábulas, poemas en prosa, crónicas, parábolas o narraciones sencillas.

Al igual que sus contemporáneos, Arreola queda dentro del marco de elementos mágicos y fantásticos combinados con la realidad, algunos autores no concuerdan con que siguió la corriente de realismo mágico, sin embargo, muchos de sus textos tienen componentes muy parecidos a las situaciones aparentemente inverosímiles de Gabriel García Márquez, por ejemplo La parábola del trueque,í, una de las características de la prosa de Juan José Arreola es la capacidad de hacer cualquier cosa, algo bello, como carta a un zapatero que reparó mal un zapato. La influencia no parece extraña pues los recursos que utilizaba eran novedosos pero reiterados entre los autores literarios del Boom Latinoamericano.

Confabulario fue publicado en 1952, los cuentos son breves, de una limpieza casi exacta y lenguaje muy bien cuidado, en algunos cuentos es casi científico. Raúl Chávarri en el libro “Dos cuentos de Juan José Arreola”, los describe como “mosaico de textos en el que todas las piezas se ofrecían como segmentos de un incansable rompecabezas”.

Jorge Luis Borges dijo sobre él: “Si me obligaran a cifrar a Juan José Arreola en una sola palabra que no fuera su propio nombre, esa palabra, estoy seguro sería libertad. Libertad de una ilimitada imaginación, regida por una lúcida inteligencia”.

Uno de los mayores logros de las obras de Juan José Arreola fue la representación sólida y bien estructurada del contexto social. Baby H.P. Anuncio, temática que aborda en otros cuentos como Una mujer amaestreada o parábola del trueque o Eva, ¿sarcasmo o misoginia?

¿Qué es Confabulario? Confabulario es una serie de descripciones de un hombre dando un espectáculo en medio de la calle, la mujer que se mete a un ratón en los pechos para llevárselo a su gato; un juego de agujas y camellos bíblicos combinado con un experimento químico y la preocupante salvación del alma de los ricos;la ex esposa de un hombre que cree que el amor es un cuento que sirve para entretener a las criadas y se ha encontrado con la horna de su zapato; el abandono de un hombre que centra su atención en una araña al verse solitario; la desesperación contagiosa de un viajero que quiere llegar a un lugar con T. y el guardagujas que redondea sus preguntas para devolvérselas intactas; un pintor enamorado de la belleza que con sus manos quemadas pasea por Florencia; una chica bibliotecaria que cree que el hombre es un hijo que se ha portado mal con su madre a través de toda la historia”; un tal Fulgencio con cuernos de toro en la cabeza; la biografía de Sinesio de Rodas; el joven escritor odiado que se acostó con una huérfana en el funeral de su padre; un aparato novedoso con lenguaje de infomercial que revela el imperialismo tecnológico (una de las tantas variables del imperalismo americano) que comenzaba a inundar los hogares de las familias sesenteras.

Hablar de Confabulario es hablar de la exactitud, la descripción poética, la brevedad y el trabajo meticuloso de un hombre que sabía hacer pan, solapas de libro, comentarios deportivos y textos de una voz elegante, eco de cambios y estatismos de conducta humana compilados en una perfeccionada antología de cuentos independientes entre sí.



viernes, 1 de noviembre de 2013

Cabezas de cerillo



MÉRIDA, Yucatán, México. 1 de noviembre de 2013. Katia Rejón Márquez.- Mariano Azuela en su famosísimo libro de la Revolución ”Los de abajo”, explica un fenómeno que también ocurre en el mundo posmoderno. En el libro se plantea el desconocimiento de los soldados sobre las razones y objetivos de su lucha. Cada quien tenía sus propios objetivos al luchar: tierras, nacionalidad, compañerismo, deseo de mejora pero concebido de forma nebulosa, etcétera.

Es muy grave participar en una lucha masiva y no saber lo que estás haciendo. Creo que las posturas actuales (menos violentas, igual de sólidas) se atienen a un espíritu contestatario sobrevalorado, de poca profundidad ideológica. Vamos caminando sobre el agua como Jesucristo en un problema hondo, limitándonos a protestar por las cosas obvias como si no existieran razones más intensas.

Por ejemplo, hace unas semanas los organizadores de un festival independiente explicaron su descontento después de una función, porque el gobierno no quería respetar las fechas del teatro solicitado meses antes. Con todo el derecho de estar molestos, los mesías cinéfilos comenzaron a apuntarnos con el dedo diciendo frases como: el gobierno te está escupiendo a ti, a ti y a ti en la cara. Y a menos que la saliva se haya evaporado antes de tocar mi piel, yo no sentía que nadie me estuviera escupiendo. Ante los vítores y aplausos del público, el iluminati nos hizo una pregunta que no pudimos contestar: ¿A dónde se van sus impuestos si la sala de ayer no estaba limpia? Se me ocurre una lista de cosas a las que se podrían ir mis impuestos -los cuales aún no pago- antes que a una escoba y a un intendente del teatro. Pero no es el punto. Más allá de la problemática hacendaria y de quiénes se van a Puerto Vallarta con el IVA de mi Frutsi, está la facilidad de cerillo para hacer encender a un grupo de personas.

Ese día soñé con Harold Lasswell y su teoría hipodérmica. Me niego mil veces a que seamos robots programables, podemos elegir si pensar o sentir, o las dos, pero sólo sentir es muy peligroso, es casi salvaje. No estoy en contra de los revolucionarios, les aplaudo, jóvenes, compañeros, les aplaudo sus bríos, comparto sus ganas de cambiar las cosas, sus posturas, amigos, sus ideologías ya sean compradas con todo el kit del Che o trabajadas artesanalmente por las tradiciones familiares, no importa, lo que sí importa es estar consciente de por qué y por quiénes se lucha por lo que se lucha. Y saber, sobre todo, a dónde se van las energías, hacia qué mundo no prometido (pero a todas luces deseado) se va nuestro coraje.

@katiaree

Artículo publicado en vox.com.mx

lunes, 14 de octubre de 2013

Los Detectives Surf y Snails of Caroline

El sábado pasado dos de mis bandas locales favoritas tocaron en la Galería 904. Lo que parecía la despedida de Los detectives, se convirtió en una noche SnailOfCarolinesca y mucho surf.

Comenzamos bailando Auroras Coloras y después Un Surfer no tira la toalla. Y terminó con la novedad de que Los Detectives sí se despiden, pero de lo actual y van a volver con nuevas y mejores canciones.

Hoy, sólo fotitos y unos GIFs (cortesía de Luis Cruces) :

Snails of Caroline

Jordi


Luis, el nuevo integrante de los Snails






Los Detectives









Crónica de un festival mórbido

Mórbido, el festival de cine de terror que se reconoce como el único festival de cine local, inició sus actividades el pasado jueves 10 de octubre hasta los siguientes tres días. Los organizadores Sergio Aguilar y Kevin Manrique comentaron que el apoyo al cine yucateco lo demostraron en tres formas: en el concurso de cortometraje universitario, la producción ómnibus de jóvenes yucatecos, “Sajkil”; y la película yucateca “Réplica” dirigida por Jorge Carlos Cortázar. 

Boleto de mórbido. GIF de Luis Cruces
 Día 1

El festival de cine mórbido inauguró su cuarta edición con la obra prima de Guillermo del Toro: Cronos. Los boletos podían conseguirse en tres restaurantes del centro cerca del teatro, ya que ahí no los vendían.

El filme se programó en la sala principal del Teatro Armando Manzanero, al menos 700 personas llenaron el lugar. La función comenzó con unos segundos de retraso y el speech de bienvenida. 
    
 A las 8:30 se encendieron las luces. Una chica de vestido negro y aspecto zombie de etiqueta dio la bienvenida, hizo gritar a los presentes y dio el preludio a los organizadores. Después del aplauso aparecieron en el escenario un par de jóvenes con cabezas de chivo, casi tan bizarros como Frank de Donnie Darko. 



Sergio Aguilar y Kevin Manrique hablaron un poco del inicio del festival, las cosas por las que han tenido que pasar, la preparación de todos los detalles, la necesidad de un festival de cine en Mérida y también una reseña sobre la película que se reproduciría. 

Día 2

A las 3:30pm comenzó el concurso de cortometraje universitario. Seis cortos dirigidos por jóvenes yucatecos fueron una muestra de que la producción, dirección y guionismo de los estudiantes , vale la pena. Sin embargo, también reflejó la falta de actores en el Estado, o al menos un mejor filtro para representar a los personajes bien trabajados de los proyectos. No creo que haya nada de malo en invitar a un amigo que física o psicológicamente case con el personaje, pero un mejor cuidado en las aptitudes teatrales hubiera resaltado mucho más el trabajo de algunos concursantes. 


Es padrísimo que en este tipo de propuestas el corto reciba los mismos aplausos que los créditos y creo que eso es una buena señal. Escuché a muchos decir que conocidos participaron en varios cortometrajes y eso demuestra la identificación y la cercanía que transmiten las producciones locales. Ver el trabajo de amigos y conocidos, es una sensación bastante agradable, hace que leer las letras pequeñitas valga la pena.

Al finalizar la película, continuó una plática de uno de los talleristas del ciclo: el Dr. Lauro Zavala quien impartía “Alfred Hitchcock para principiantes”. La plática fue sobre las genealogías del cine de terror. La entrada fue libre.

 A las 6:00pm en una de las salas del Teatro, presentaron Réplica de Jorge Carlos Cortázar. Y es entonces cuando comenzó la etapa del terror. Tengo una queja, una queja muy grande sobre la falta de respeto por parte del público de esta función. La película es, según dijo Sergio Aguilar, la única película yucateca de la década, posteriormente supimos que fue hecha en el 2005 y apenas dos meses atrás se estrenó. Evidentemente, no era una película que mostraba a cucharadas la historia, todo lo contrario: era a propósito lenta, la secuencia de tiempo parecía intercalada, laberíntica, no había muchos diálogos, las situaciones eran muy simbólicas, había escenas de desnudo y lésbicos. Una trama bastante fuerte y situaciones sexuales justificadas.

Me pregunto si el público yucateco (y no yucateco, porque mi queja no sabe de regionalismos) que asistió a esta función en particular, tenía alma de estudiante de secundaria o por qué las risitas al ver un pene. ¿Es en serio? Comentarios como “además de asesina, pinche torta”, están más que fuera de lugar. “Es como si hubieran dicho: ¡Mira, una persona! ¿Qué tiene qué ver lo de torta?”, escuché decir a alguien que opinó, a mi parecer, bastante acertadamente sobre esto. 

Lo que fue el colmo (hasta ese momento) fue el chiflido de uno de los asistentes cuando la actriz de la película se quitó la blusa. “Presenten” decían en voz alta. In-disfrutable la película. Después siguieron unos minutos de voces altas y “shh” ahogados en un mar de risas. La sala estaba inquieta, la película parecía desesperarlos. “No la entiendo, wey” muy válido cuando aceptas que eres tú quien no pudo comprender la película, no hay nada de malo en eso, pero si es seguido de un desdeño a la producción insinuando cosas como “estaba muy mal el que hizo esa película, ¿qué se fumó?” me parece una mezcla venenosa entre falta de humildad e ignorancia, para dar diarrea. 

Eso sin contar que el chico junto a mí movía insistentemente su pierna como perro en celo y las chicas de enfrente me provocaron insolación con su celular, pero eso ya es culpa mía por sentarme atrás. 

Ya al final de la película, el desenlace pareció no gustarle a todos y en una nueva muestra de irrespetuosidad, comenzaron a reír al tiempo que pasaban los créditos. Una lástima la actitud del público que aún cuando dijeron que la directora de fotografía y la mamá de uno de los actores se encontraban en la sala, volvieron a dar una muestra más de que al parecer no sabían ni qué iban a ver, pues al decir si alguien tenía una pregunta, en tono burlón se escucharon comentarios, una vez más en voz alta, que decían cosas como “explíqueme la película”, “¿qué se fumó el director?”, y un doloroso etcétera.

Y para cerrar con broche de oro, los organizadores expresaron su enojo (a oscuras, ya que el teatro tuvo “fallas técnicas”) porque al parecer las autoridades estatales no querían respetar el establecimiento prometido meses antes.

Ése mismo día se presentó una doble función de entrada libre en La 68 Casa de la Cultura, de dos películas francesas: El asesino de Montmartre y Cronópolis. Y a las 9:30pm en el Teatro Armando Manzanero, la película VHS de Adam Wingard, Glenn McQuaid, Radio Silence, David Bruckner, Joe Swanberg, Ti West.


Día 3

 En la cineteca del teatro, la primera función fue a las 11am. Presentaron una serie de cortometrajes de terror; y a la 1pm la primera película del día: INBRED, una película inglesa de Alex Chandon. Al terminar continuaron con la ronda de películas con Deadgirl de Marcel Sarmiento y Gadi Harel y Dame tus ojos de José Luis Gutiérrez Arias, la primera película nacional del festival, reproducida en la Sala Principal del Teatro Armando Manzanero.


A las 8pm era la cita para el tan esperado cortometraje ómnibus: Sajkil, integrado por 15 cineminutos de los directores: Amaury Alonzo, Daniel Peraza, Dimitri Espadas, Gerardo García, Jairo Román Mukul, José Luis Alanís, Juan Esteban Méndez, Juan Fleites, Kevin Manrique, Migue Ventura, Nina Nemesi y Mario Galván, Sergio Aguilar, Tony Monforte y Víctor Rejón. 

Directores de Sajkil


La sala estaba llena, la producción en general tuvo una recepción muy buena por parte del público. En cuanto al proyecto, se hizo evidente una de las premisas del festival: en Yucatán sí hacen cine, y de calidad. En lo personal, disfruté mucho esta función y el trabajo de los jóvenes que integraron la producción. Volvió la simetría de vítores tanto en los cortos como en los créditos. Una muy buena experiencia.

Esta función era doble, por lo que al final de la presentación, continuó una película del director argentino Adrian Garcia Bogliano, quien estuvo presente y aplaudió el trabajo de Sajkil. 

Al término de las presentaciones, Espacios Mayas fue el lugar elegido para la fiesta de Mórbido, como pre-final del festival que tenía un día más de vida.

Día 4


El domingo comenzó con El Morbito en la cineteca del teatro, en el cual reprodujeron cortos animados para niños. A pesar de los rumores de su cancelación, no pasó a más y se respetó a duras penas la programación de los últimos días.

                                

El festival concluyó con otra función del corto Sajkil con los directores, la presentación del libro “Sueños Colectivos” de Fausto Lozano Lara, la película australiana El Túnel de Carlo Ledesma, Halley de Sebastian Hofmann (otra producción mexicana) y la última función fue Archivo 253, una película nacional de director desconocido, con una interesante historia, ya que fue encontrada en unas ruinas del hospital psiquiátrico.

                     


                      

Un fin de semana bastante activo para los cinéfilos yucatecos, pero sobre todo un buen espacio para las nuevas creaciones. Ojalá que sigan surgiendo todavía más para diversificar los géneros. Muchos sentimos afinidad por los géneros de terror, pero también hay otros que merecen ser disfrutados y están esperando un espacio para ser explotados por los nuevos talentos locales.

viernes, 11 de octubre de 2013

Generación walkie talkie



Somos una generación de urgidos cotorros interpersonales, la empatía se propaga como enfermedad venérea en los 60’s. Ya no podemos hacer y deshacer sin que alguien lo sepa. Casos de gente que publica en Facebook que robó o insinuándolo. Ya ni robar nos guardamos para nosotros mismos. Sin embargo, esto trae como consecuencia un análisis más abierto de la gente que está y no está pero sí sabes dónde está y qué está haciendo.

Decidí estudiar comunicación social por varios motivos: a pesar de que la globalización nos hace creer que estamos conectados con todo el mundo, no es así. Internet deja claro que podemos ser (virtualmente) omnipresentes, pero el oleaje de la tecnología no nos ha bañado a todos. Hace poco veía un documental de comunidades indígenas que no hablaban español, que habían cometido delitos que para nuestra cultura son delitos y para la suya un mero acto de sobrevivencia (como pescar huevos de tortuga, por ejemplo) el problema no sólo era que estas personas no sabían del delito sino que durante el juicio no había traductores, ¿cómo te defiendes de algo que no sabes qué hiciste y no entiendes cuando te lo explican? Dudo que lo hayan podido googlear. En el documental resaltaban que, hasta el 2011, sólo 7 personas en el país estaban certificadas como traductoras en procesos legales. En 3 lenguas diferentes, en un país con más de 300 lenguas indígenas.

Quise entrar a comunicación social porque considero que la comunicación que no entra en el ámbito global, también es social y también debe de estudiarse, además de ser una licenciatura dinámica y muy ad hok con la revolución masiva de la comunicación y sus vías tan fugaces, tiene un lado humano que permite hacernos la idea de que no importa cuántos likes tengamos, somos uno en un millón de personas comportándose de una manera pre-establecida que depende del área geográfica y cultural en la que hayamos nacido.



Enhilando al periodismo



Me senté por primera vez en el salón con dos prototipos de periodista en la cabeza: una era la reportera versión Paxton Andrews en la guerra de Vietnam, guapa y exitosa, siempre en busca de la justicia y la verdad, escudriñando todos los detalles, analizando con café, y el cuerpo destrozado una realidad (des)cubierta, y una Nikon en el cuello; la otra era la más banal, con la que todo el mundo molesta cuando les dices “quiero ser periodista”, y de un codazo te dicen: “¡ah, reportera!, de los que entrevistan a los ‘artistas’ y eso ¿no?” O “Ah, chismosa”. Podrán imaginar en qué categoría me veía.

Tardé dos meses en reproducir a mis estereotipos base hasta crear en mi cabeza a todo un gremio de personas con diferente currículum o sin él, dando tal o cual consejo, en diferentes ramas de la vida social, con mucho prestigio, poca valoración, ideales, etcétera. Y mis “periodistas” modelos se cayeron del avión en picada dentro de mis aspiraciones. Ya no quería ser como ellos. Ya no quería ser como ninguno. Y de todas formas no podía.

Pero lo más revelador fue ver con todo lo que un periodista se topa cuando sale de estudiar: líneas editoriales (oh, gran error el pensar que podría escribir como quisiera y de lo que quisiera), jefes vendidos que te hacen arrastrar la ética personal y un gran derivado de frustraciones, una horda de gente no preparada pero que cabe muy bien en los círculos donde se maneja la información, el riesgo de cometer des-información por la rapidez de los nuevos medios, los topes para hacer periodismo de investiga de calidad, el poco respaldo legal y de seguridad del periodista, el abuso de los medios a sus trabajadores que muchas veces se cuelgan del amor y pasión que se tiene al trabajo. Porque si algo me ha quedado claro es que para hacerlo hay que tenerle mucho amor y hasta asumir una que otra vez violencia en la relación con este oficio.

Cada vez que me mencionan que moriré de hambre en esta profesión, les contesto que si hubiera querido trabajar para hacerme rica, habría estudiado para otra cosa. Pero el periodismo es como una necesidad, una forma de vida, es para los que no pueden estar un segundo quietos, apagar la curiosidad, para los dinámicos, enérgicos, no sé si es requisito o algo que se desarrolla con el tiempo, pero pocas profesiones son así, o al menos no se me viene a la mente otra en la que se pueda descargar tanta energía.

A pesar de eso, no debe negarse que la profesión está muy mal valorada. Hace un tiempo, platicaba con un periodista ya bastante encaminado que acababa de rechazar uno de esos trabajos soñados aunque muy riesgosos: debía cubrir una serie de delitos que se estaban desarrollando en uno de los estados más peligrosos del país. “No me daban respaldo en cuanto a seguridad, ni ayuda legal ni nada, además lo que me pagaban no alcanzaba ni para viáticos”. En el periodismo se arriesga tanto o más que como piloto aviador y se paga como una carrera técnica. ¿Cuál es la explicación entonces de querer serlo? Sólo los afines a él pueden comprenderlo.

Ahora me siento en el mismo cuarto en las mismas sillas, ya no pensando en usar traje e ir a ruedas de prensa, ni en trabajar en algún periódico local ni atada a una agenda setting, ahora me veo dando saltos a las olas en esta carrera para crear mi propio avatar en la cofradía de los intranquilos.

Por qué el freelance es el mejor trabajo del mundo

Fotografía tomada de la red


Ser freelance es, literalmente, ser libre. Y ser libre es lo contrario a la concepción que se tiene de un trabajo. Así, nuestros silogismos nos arrojan una verdad relativa: ser freelance no es un trabajo.
Si nos ponemos románticos le podemos llamar “una forma de vida”, si queremos ser más realistas, como la manera de ganar dinero haciendo lo que tú quieras cuando tú quieras (aunque suene a infomercial). O al menos las sagradas escrituras del periodismo así lo dictan. Apelan al amor de este trabajo, apelan a la libre elección aunque siempre hay excepciones lamentables.

 Cuando pienso en freelance imagino a Enrique Meneses diciéndome a través de la pantalla que no compre una casa, que viaje, que sea autodidacta, que infle a mi yo hiperactivo, que lo drogue, que sepa hablar árabe e inglés, que explore, que me arriesgue, que aprenda a hacer de todo. Y tiene lógica: los periodistas más versátiles y afectos al cambio tienen más posibilidades de elección para hacer libremente su propia agenda setting y cubrir por su cuenta todo lo que quieran. Querer, poder, saber, hacer: qué bonitos verbos. El freelance es la oración yuxtapuesta de ellos. Así las cosas.


El trabajo independiente tiene muchas ventajas como no tener que obedecer a un jefe o una línea editorial,  cubrir eventos o sucesos que no son de nuestro agrado y trabajar a nuestro ritmo, en pijama o con la ropa sucia en algún trabajo de campo. Obviamente, la desventaja de no tener un sueldo fijo pueden hacer pasar un mal rato y acabar con el ímpetu, por eso un periodista freelance debe ante todo amar la libertad y ser multitareas para épocas de crisis y tazas de café vacías.

Análisis de la cobertura de los desastres naturales


El apantallamiento de los caudales no es en esencia más importante que las reformas y el paro de los maestros, pero sí es más venal. Más que una cortina de humo, lo veo como la sobre-explotación de cosas fáciles de mostrar y de las que se pueden sacar bastante provecho, aunque el contenido sea simple: inundaciones, pérdidas, recuperación y prevención de enfermedades. Listo. Para qué ver una y otra vez las mismas calles enfangadas.

En el siguiente trabajo se hará un análisis de los diferentes medios de comunicación que cubren las inundaciones, sobre todo la televisión. En los periódicos se encontró más información sobre las cosas explicativas, precisamente porque ellos que no tienen el recurso de los vídeos (aunque sí de la fotografía), deben concentrarse en lo que desembocan estos fenómenos. Ya que no sólo desborda el agua, la noticia saca a relucir irresponsabilidad de la autoridad, la corrupción de la despensa, la actuación del crimen organizado, disputas mediáticas, tiros políticos, dramatización, golpes de pecho morales, pero la televisión es manca para reproducir estas cosas y se vale de imágenes exageradas y reseteadas hasta la náusea para provocar todo un circo mediático de un problema que debería estar a la par de las demás, saca provecho para reproducir mini novelas o pequeños clips de casos de la vida real empujándote a un pasillo que no te lleva a ningún lado.

Encuadre Odisea

Las donaciones, la ayuda casi ubicua del país hacia los damnificados de los desastres y la opinión pública que genera este acontecimiento son respuestas a la información que transmiten los medios de manera pre-estructurada y lista para propiciar una conducta. Si ésta, como respuesta de los mensajes masivos, se repite varias veces podemos afirmar que la interpretación es colectiva, por lo tanto es un proceso social.

El uso de los símbolos me parece también algo muy importante: Casas inundadas a la mitad, muebles en el techo, gente llorando por sus documentos y pertenencias destruidas, donaciones, autos bajo el agua, la policía y los militares auxiliando, helicópteros, incluso la palabra favorita de la prensa: Solidaridad. “La comunicación es un proceso social en el que los individuos utilizan símbolos para establecer e interpretar el significado de su entrono”. (West, R. y Turner, L, 2005:6).

Me parece que si ocurriera un desastre de dimensiones más grandes y no estuvieran presentes estos símbolos, quizá la audiencia, los radioescuchas y lectores minimizarían el impacto. Es decir, hay comunidades que viven en peores condiciones, pero al no ser transmitidas las imágenes de miseria y necesidad, no hay respuestas simultáneas de parte del público, aún cuando estos conocen la situación que se vive en África, por ejemplo.

Todo esto son símbolos de los desastres naturales, que ayudan a intensificar la respuesta de las demás personas. Y si vemos la cobertura de Televisa del huracán Alex hace tres años en Tamaulipas, notaremos que no es muy distinta a la de hoy (tampoco la actitud de la gente hacia estas circunstancias). El texto Comunicación e información de Paoli, A, afirma que, según Weber, cuando deje de existir la probabilidad de que una forma de conducta tenga algún sentido previsible para unos o posea en sentido entendible para otros, dejará de ser social.

En cuanto a las funciones puedo reconocer la emotiva vinculada con las imágenes de la gente llorando, frases que apelan al nacionalismo y los valores morales de la ciudadanía para el apoyo solidario. El fáctico sobre todo en los comerciales, en los que proporcionan el número de teléfono y la dirección de centros de acopio para la ayuda a los damnificados. “La función conativa encuentra su más pura expresión gramatical en el vocativo y el imperativo…” (Jackobson,1984:35) “¡Dona!”, dice la publicidad televisiva. Y estacionan los centros de acopio o el redondeo en la puerta de tu casa.

La que me parece predominante es la poética que desvirga la penuria y la exhibe como un desastre no sólo natural, sino también social; y cómo te transmiten el mensaje, pasa a ser trascendental para el proceso comunicativo, la dramatización adquiere un carácter especial. “Cualquier intento encaminado a reducirla a poesía o viceversa, constituiría una forma engañosa de simplificar las cosas al máximo” (Jackobson,1984:37)



Para darnos una idea de la influencia que tienen los medios de comunicación haciendo de doble canal, ya que no sólo funcionan para comunicarte un suceso, sino para transmitir y facilitar la retroalimentación, también a través de ellos, podemos mencionar a la asociación SumateYa.org en la que, según su página oficial, están involucrados 34 medios masivos entre periódicos, radios, revistas y canales de televisa, 181 medios locales (116 periódicos y 65 sitios web).

Uno de los ejemplos de interculturalidad es el rechazo de la ayuda proveniente de la revista PlayBoy por parte de algunas entidades. "Tristemente, al ser ésta una casa editorial en la que contamos con diversas revistas, nuestro apoyo ha sido rechazado por contar con un título que, a juicio de alguno, no es digno de cooperar: nuestra revista Playboy " (El Universal, México, D.F., 4 de octubre).


En su columna Ergo, al que nace pa’tamal del cielo le caen las hojas de Sin embargo.mx, José Luis Franco dice que la clase media alta puede leer libros o Proceso para ver qué dicen de Televisa, pero que la clase modesta no tiene otra manera de vivir o de tener acceso a la distracción más que la televisión. Por otra parte, un estudio del periódico digital animalpolítico.com a cargo de la empresa De la Riva Groupel dice que 76% de los entrevistados considera que vivimos en un país solidario y 73% asegura que en la esperanza es una característica importante de las personas que vivimos en él. Por lo que podemos concluir que culturalmente México es un país propenso a la generosidad en desastres naturales.

Quienes transmiten los mensajes tienen una habilidad en la comunicación superior a las clases populares por su formación académica y especialización. Su actitud está moldeada por el medio al que representan, el conocimiento también es superior al receptor (son ellos quienes informan y no sólo saben qué informar, sino también cómo). El sistema social es bondadoso con los medios de comunicación masiva, tienen influencia en los demás estratos sociales (saber es poder), lo que también es cultural. Sale en la televisión: tiene prestigio.

El contenido es repetitivo y se basa en imágenes.  Los medios masivos son principalmente la televisión con una cobertura saturada, los periódicos que hablan más de las declaraciones, consecuencias y diversos rumores que surgieron a raíz de este acaecimiento, así como pequeñas dificultades como vuelos atrasados. La radio sirve más como un instrumento de directriz. En las revistas no encontré mucha información excepto por las polémicas sobre Laura Bozzo y Aristegui, el desaire a PlayBoy y la ayuda por parte del Cartel del Golfo a los afectados (tópicos arribados también en los periódicos).



La cobertura es amplia y crea un espacio que reconocemos en algún lado del mundo, casi como en el limbo, pero remodelado en la sala de nuestra casa. Vemos al reportero con el agua a la mitad de su cuerpo transmitiendo en vivo. No sólo en charcos, sino en verdaderos mares de putrefacción. Y uno piensa: sí, pobre reportero, se juega la vida. Pero lo que en verdad se juega es la ética que debe estar más sucia que el agua que le ahoga el cuerpo, ¿seremos tan incrédulos para pensar que en un estado no hay un solo lugar en el que se pueda transmitir en seco, sin ser sensacionalistas, sin recurrir al moco seco de la misma gente que ve reallity shows de problemas existenciales underground?

O declaraciones oficiales como del alcalde de Acapulco: "Al menos la normalidad turística de Acapulco se ve bastante avanzada, debemos mandar el mensaje a la nación para ser anfitrión de congresos y convenciones".(Diario de Yucatán, Mérida, Yucatán,4 de octubre ) , proyectan una imagen de Acapulco como un lugar que está lo suficientemente mal para recibir ayuda pero lo suficientemente bien para recibir turismo.

Los mexicanos nos quedaremos con la idea de que en este período de tiempo lo más trascendental fueron los desastres naturales, gracias a la falta de abstracción de los medios audiovisuales que se limitan en reproducir estímulos a una audiencia sensible pero no susceptible a la programación mecánica como si fueran robots, los incitan a donar en medio de alzas y reformas, e intencionalmente o no, discriminan las noticias que no tienen complementos lacrimógenos pero que a la larga, traerán más consecuencias. Y desastres naturales siempre habrán. Listos para ser explotados por una prensa mediocre forjadora de vídeo-niños.[1]

“Lo que podemos ver en la televisión es lo que mueve los sentimientos y las emociones: asesinatos, violencia, disparos, arrestos, protestas, lamentos; y en otro orden de cosas: terremotos, incendios , aluviones e incidentes varios”.(Sartori,1977:93).

[1] Término acuñado por Giovanni Sartori en su libro Homo Videns, 1997, para nombrar a las nuevas generaciones que anteponen las imágenes al contenido abstracto de un suceso.

La influencia religiosa en el Hospital de San Lázaro, basado en la novela de Justo Sierra O'Really


Dogma de lo impuro en la lepra

La novela epistolar Un año en el hospital de San Lázaro versa sobre un joven llamado Antonio que es víctima de una enfermedad que al principio reconocen como mal gálico. Entiendo que era una afección sexual que finalmente catalogaron como lepra, lo cual hizo que lo enviaran al hospital de San Lázaro.

El siguiente ensayo se desarrollara en base a la influencia religiosa dentro de la novela y con referencias a esta época. Por lo que abordaré cuatro puntos que considero de mucha importancia para darnos una idea del papel de la religión antes, durante y después de la enfermedad lazarina. Estos son: El doble rol de la iglesia de manera paradójica, tanto como condenador de la dolencia, como sanador espiritual y físico del enfermo; La vinculación de la lepra con la promiscuidad y su reprobación pecaminosa; La resignación como lugar común para los enfermos como una especie de felicidad; Y la búsqueda del remordimiento para la sanación salvación.

Finalmente se harán reflexiones sobre la concepción del cristianismo y el engrandecimiento de las personas que la profesan por ser fuerte influencia en el enfermo protagonista.

Uno de los requisitos para que el enfermo lazarino fuera considerado tal era la resolución hecha por un cura. Dentro de la novela existen varios diálogos en los que se muestra claramente al sacerdote y al doctor de forma horizontal, como si ambos sabios tuvieran el mismo conocimiento y el mismo derecho a sugerir y tratar la lepra.

En una parte del libro, Melchor le escribe a Manuel diciéndole: “El cura V… tiene un ojo penetrante y un tacto delicadísimo para conocer y codificar las enfermedades más graves e intensas”. Lo que me llama la atención de este punto además del ideal de sacerdote y la confianza para acudir a él a la par que al médico, es que la iglesia está singularmente pendiente de este tipo de enfermedades mortales y todas ellas son vistas como penitencias dictadas por el propio Creador. Otro párrafo menciona la actitud de “indiferencia estoica” de un sacerdote que se dedica a los “misterios de la pobre humanidad” como si fuera un vigilante de las expresiones de castigo simbólico en los enfermos e infelices.

Pero contrario a lo que podría deducirse, ellos no son vistos por la sociedad como quienes persiguen pecadores y de alguna forma regulan el castigo divino, sino como agentes dispuestos a ayudar para sobrellevar un castigo merecido, exentos de toda culpa y animados a la idea de que estas personas superiores podrán sanar “la llaga del corazón”.

Incluso Antonio en sus cartas demuestra el inmenso agradecimiento al apoyo que un cura le da dentro del hospital para su sanación interna, importantísima como la salvación física, pero más apreciada por ser más alcanzable: una vez condenados sus cuerpos, sólo les queda salvar a sus almas, y en ello se empeñan.

“Dios mío: ¡qué fuera de una infeliz criatura, de un pobre leproso, atribulado, afligido, oprimido de dolor y de angustia, si no tuviese la seguridad de otra vida, y en ella fijase toda su esperanza!”.

En un principio Antonio cuenta cómo se enfermó de mal gálico a través de una cubana que le presentó un conocido que después es descrito como un libertino, sin embargo, no se apoya del engaño al que fue sometido para aliviar su culpa. Él mismo se auto condena y se avergüenza de sus actos, descubierto por médicos y sacerdotes. En ese tiempo, era muy común la creencia que la lepra se contagiaba por contacto sexual, lo que intensificaba la mala percepción de quienes sufrían este mal.

Hay una parte en el libro que llamó especialmente mi atención, ésta es cuando Antonio explica a su amigo Manuel cómo es la vida en el hospital y condena el matrimonio que existe entre dos lazarinas y dos lazarinos “¡¡Qué cosa tan horrible!!”, escribe.

También, algo muy importante es la resignación a la que llaman repetidamente “la felicidad” del lazarino. Al principio, podemos observar la desesperación y el reproche de Antonio para con su enfermedad. “¿Tan grande ha sido mi culpa, que me condenas a un castigo tan atroz, tan odioso, tan insoportable?”, pero unas líneas después se arrepiente “Los que obran con iniquidad y siembran dolores, y siegan, perecieron al soplo de Dios y fueron consumidos por el viento de su ira”. Y posteriormente dice: “Debo pagar mis culpas. ¿por qué no he de conformarme con mi actual estado?”. Al resignarse, su amargura disminuía.

Esta actitud era trabajada socialmente, inculcada por médicos, conocidos y sacerdotes. La disposición de Antonio posteriormente a estas reflexiones cambia a un estado de serenidad, como si acatara una ley que condenara un crimen del que se arrepiente y responde con responsabilidad. Y agradece, además a quien lo condena porque es su apoyo. “Mi fortaleza se la debo a la Divina Providencia”, dice.

Otra parte de la salvación radica en el remordimiento. En una de las cartas Antonio reconoce al hospital “no únicamente como el domicilio del dolor y la miseria, sino también el de los remordimientos”. El doctor que lo visita con frecuencia lo convence de que el hombre después de un crimen, experimenta una sensación de remordimiento que lo ayuda a alcanzar el perdón de Dios, al pasar por la meditación.

“…si un remordimiento, por más vehemente que sea, llega a apoderarse de un criminal, el mayor empeño de éste debe consistir en borrar su crimen, o por resignación filosófica, y la resignación se parece tanto a la felicidad”.

Sin embargo, en la misma plática, Antonio reprochaba que el dolor del remordimiento no fuera sólo el castigo, sino también la desgracia de ver su cuerpo afectado por el crimen. Consideraba injusto, la doble mortificación.

Pero el doctor, le remitió que no estaba bien expresarse así si profesaba “una religión tan sublime, tan bella y tan consoladora, como el cristianismo”. Le ofrece estudiar la moral divina porque asegura que ahí se encuentra su salvación espiritual, su felicidad.

Y no sólo debían aceptarlo, sino que no tenían derecho a quejarse por recibir algo que merecían. De hecho el doctor Frutos habla de una especie de repartición de miseria en el que a todo el mundo le toca una parte de sufrimiento, y Antonio no debía reprochar aquella que le había tocado, sino aceptarlo y agradecer que no le haya tocado algo peor. Y al parecer aquello peor, era estar sano sin merecerlo, eso sí era un verdadero crimen.

Antonio agradecía al cristianismo la concepción y la bienvenida de su enfermedad, agradecía al cristianismo porque éste le había otorgado la compañía purificadora de personas tan empáticas y misericordiosas que lo ayudaban a aceptar su enfermedad, a no huir de su condena, sino a abrir los brazos y recibirla, aceptarla, aprender a vivir con ella, saberse merecedor de un castigo y refugiándose en la continua depuración de su “crimen”.

En la carta IX a Manuel, Antonio expresa su animadversión hacia el fatalismo. Esto me parece revelador porque creo que en este punto, comienza a exponer sus deficiencias en encontrar una razón a todo lo que existe. Mas no se dobla del todo, pues acepta antes que nada que las dudas que le surgen en cuanto a su religión, se ven completamente disipadas por el doctor o el sacerdote cuando le argumenta y de alguna forma mantiene su juicio intacto pues refuerza sus creencias cristianas cuando él comienza a dudar.

“Mi enfermedad misma parece ceder a los consuelos religiosos; y en el propio instante en que me hallo en los bordes de un precipicio, que veo abierto ante mis ojos y próximo a tragarme, un rayo de luz ilumina la escena, guía mis pasos, y encuentro la senda perdida”.

Creo que el párrafo anterior resume bien la plataforma de ayuda que construye la religión no sólo para condenar a los enfermos, sino para llevarlos a un estado de resignación y conciencia para otorgarles la esperanza, cuando ya todo está perdido.

Fotoperiodista Hugo Borges y su intercambio cultural Argentina-México

Hugo Borges en su estudio
Fotografía por Olivia Novelo


MÉRIDA, Yucatán, México. Katia Rejón Márquez No podría describir de otra forma la entrevista más que: chida. A Hugo Borges no lo podemos catalogar con ninguna etiqueta social porque perdería la autenticidad que le caracteriza.

Lleva dos menciones honoríficas a nivel nacional de Conaculta en el currículum, una serie itinerante en Yucatán, trabajó con el fotógrafo argentino Alejandro Chaskielberg en su producción fotográfica a gran formato The High Tide y con Rafael Delceggio en las revistas 90+10 y Fiancee, también en el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires y ha tenido varias exposiciones tanto aquí como en Argentina; pero parece como si hablaras con un amigo.

La primera vez que lo vi, traía un chaleco caqui y me estaba apuntando con el dedo con una sonrisa pícara. Iba apresurado y nos pidió acompañarlo al periódico Milenio, donde trabaja en el área de diseño gráfico.

Sin duda, Argentina es precisamente un lugar que le ha influenciado muchísimo. Lo pienso aún más cuando veo su serie “De Tango y Piel” en su estudio y llega con dos vasos de cerveza a la mesa.

Pone de fondo un tango y el ambiente se vuelve otra cosa.

Al terminar la carrera de Publicidad en el Centro Universitario Interamericano, se va a Argentina a estudiar fotografía. “No conocía a nadie, suena muy loco, pero así fue, compré una mochila, la llené, averigüé de una escuela ahí y me fui”, dice riendo. Su primera exposición fue en Buenos Aires “Raíces del Mayab”, en Palermo, con fotos que tomó en Mérida.

Cuenta la gran experiencia de poder ser canal de un intercambio cultural entre las dos ciudades. “Fue una cosa muy curiosa. Fueron imágenes antropológicas que hice antes de irme, sobre el día de muertos maya, ahí la muerte mexicana llama mucho la atención. Luego llegué aquí y expuse fotografías que tomé en Argentina, la serie “De tango y piel”. Al preguntarle sobre experiencias en las que haya experimentado esa adrenalina de la que tanto está enamorado, bebe un trago de cerveza y nos contextualiza:

“Durante la dictadura militar de Argentina en los setentas, desaparecieron 30 mil estudiantes, una generación entera, los militares los aventaban desde helicópteros todavía vivos, o los enterraban. Una vez, me tocó cubrir una marcha de las madres de estos jóvenes, te entra un golpe emocional muy fuerte”.

“También, continúa animado, en Buenos Aires me tocó balas de goma y gases lacrimógenos en una revuelta de manifestantes. Primero hice 5 o 6 tomas horribles pero después te adecúas al espacio, parece como si no estuvieras ahí. Ves cosas muy feas, como padres desvanecerse por recordar a sus hijos (300 jóvenes calcinados en el Barrio de Once), verlos en shock es muy emotivo. Pero tienes que estar en la cámara, al principio no lo registras, se logra con la práctica, tienes que deslindar tu mente aunque una vez que estés eligiendo imágenes te entre el lado humano. Y con ello vienen las pesadillas, la tristeza por lo que has visto, cosas por el estilo”.

Hugo es una de esas almas rebeldes que opina que una vez que te has mezclado en ese ambiente no vuelves a ser el mismo. Puede cubrir guerra y conflictos, le encanta la adrenalina y acepta con gusto el sacrificio de sufrir violencia a cambio de hacer lo que ama. Sin embargo, el narcotráfico es algo en lo que tiene descartado trabajar “No hay trincheras, no hay lugar dónde esconderse, no sabes quién es quién y no puedes confiar en nadie”.

Actualmente trabaja en Milenio pero como diseñador gráfico, “no lo mezclo con la fotografía”, dice. Tiene un estudio en su casa y últimamente ha trabajado con mujeres con vestimentas no tradicionales, como una amiga americana con la que hizo una sesión poco convencional: “se vistió con medias de red y una máscara del tío Sam, fueron fotos irreverentes, mostrando a una mujer guerrera, abierta a su sexualidad y sensualidad”.

Además, trabaja para ICHKAN, una agencia en la que conoce a otros fotógrafos “del submundo” como él le llama.

Como proyecto personal, tiene un documental trabajándose desde hace un año, se llama Vestigios de una Conquista que va desde el ritual del día de muertos hasta el domingo de ramos. Quiere darle un valor sincrético a la cultura maya en contraposición del misticismo con el que se ha ido promocionando a nuestra cultura. “No quiero que sea de esos típicos documentales en los que vas a los sitios y tomas muchas fotos, quiero que esté bien trabajado, le calculo unos dos o tres años más”. Este proyecto sería llevado a otros países para dar a conocer un lado más profundo de la cultura.

Hablando de las desventajas de esta profesión, sin pensarlo mucho contestó: “La inmediatez, Instagram hace que no sea necesario ser un periodista. Sólo alguien que esté en el momento justo y tenga con qué captarlo. Ahora es más difícil ser fotógrafo, compites con jóvenes que cobran muy poco. Aunque la calidad no sea la misma, la gente lo prefiere”.

Al preguntarle cómo es la relación entre los colegas, soltó:

“Ay, necesitó gasolina porque tiraste la bomba ¿quieres más leche? ¿no tomas, de veras?”.

Y se levantó por otro vaso. Nos mostró fotografías de su colección de Cuartoscuro y platicamos un poco sobre un amigo suyo que está en Siria, precisamente en este número, hay fotografías de él y otro mexicano.

Para mí que estás evadiendo la pregunta, le dije. Sonrió y me contesto: “Cada fotógrafo tiene su personalidad, la mayoría tienen personalidades fuertes como yo, con demonios internos y algunos otros no controlan el divo que llevan dentro. Yo con los divos no soy buena gente. Con los amigos, hay retroalimentación, sin ningún problema puedo compartir cómo conseguí una foto. Está chido intercambiar ideas”.

La última pregunta fue algo trillada pero necesaria: ¿Qué es para ti la fotografía? Y pronunciando cuidadosamente cada sílaba me contestó que era tener contacto con un mundo surreal a través de la cámara. “Yo le debo mucho a la fotografía”.

Nos levantamos a seguir platicando sobre otras cosas,desmontamos su estudio y nos despedimos muy contentas de haber conocido a un fotoperiodista con experiencia y a una gran persona con la que sin duda, queremos seguir en contacto.

Por Katia Rejón



Fotografía Olivia Novelo