martes, 16 de julio de 2013

Periodismo hoy


El nuevo periodismo es para nuevas generaciones algo muy arriesgado. Basta con leer las páginas de noticias de otras partes del mundo para asustarnos con la frescura con la que informan, la ironía de sus letras, las nuevas formas de expresión y la retroalimentación en el proceso comunicativo. 

En la escuela nos enseñan a escribir como la gente leía en los años ochentas, el dinamismo de hoy no permite que un lector joven se vaya satisfecho con una nota de tres partes sin un grado de audaz. Yo no sé para qué se escribe si no es para que entiendan.

Nos han hablado una y mil veces de la objetividad cuando el mismo número de veces hemos concluido que no existe, puesto que no somos robots ni hombres de hojalata que no ven, que no perciben, que no analizan, cosa importantísima al escribir un hecho presenciado.

Consciente de vivir en una sociedad en la que al menos tres generaciones conviven y saber que una de ellas (en la cual no estoy) maneja los medios del Estado, es asumir que tendré que adaptarme a los medios que considero anticuados, incluso cuando la nueva forma de hacer periodismo en tiempo real es lo que me llevó a estudiar esta carrera. Es un poco difícil sobrellevar una carga de frustración laboral de este tipo.

No estoy diciendo que quienes manejan los medios actualmente deberían sentarse en su sillón a chochear libremente y dejar a los púberos que nos encarguemos, con aires de revolucionarios, a manejar información en las nuevas tecnologías. Esto no saldaría las necesidades de la sociedad porque no está conformada por un grupo único de pensamiento convergente.

Mi punto es que ¿quién mejor que los jóvenes para llegar a los otros jóvenes? Los espacios que se manejan para ellos son escasos en los medios formales. La nostalgia que se tiene por los periódicos y las revistas impresas sólo desvalorizan la nueva labor que hacen los medios electrónicos cuando el contenido y la secuencia fonética del texto es realmente lo que importa y no sobre qué está escrito o a través de dónde se decodifica. Sin embargo, es difícil encontrar pautas para confiar en un medio alternativo o independiente porque no hay una regularización en cuanto a la calidad informativa, además de lo descorazonador que es pensar que viviremos de eso.

Creo que si en Yucatán se le diera más espacio en los medios tradicionales a periodistas con ideas novedosas, libres de ejercer el nuevo periodismo sin los estatutos tradicionales y con oportunidad de aprender de los mejores ejemplos a nivel internacional, tendríamos una mejor oportunidad para formar ciudadanos conscientes de la realidad mostrándosela de la manera en la que ellos la comprenden.

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