El apantallamiento de los caudales no es en esencia más importante que las reformas y el paro de los maestros, pero sí es más venal. Más que una cortina de humo, lo veo como la sobre-explotación de cosas fáciles de mostrar y de las que se pueden sacar bastante provecho, aunque el contenido sea simple: inundaciones, pérdidas, recuperación y prevención de enfermedades. Listo. Para qué ver una y otra vez las mismas calles enfangadas.
En el siguiente trabajo se hará un análisis de los diferentes medios de comunicación que cubren las inundaciones, sobre todo la televisión. En los periódicos se encontró más información sobre las cosas explicativas, precisamente porque ellos que no tienen el recurso de los vídeos (aunque sí de la fotografía), deben concentrarse en lo que desembocan estos fenómenos. Ya que no sólo desborda el agua, la noticia saca a relucir irresponsabilidad de la autoridad, la corrupción de la despensa, la actuación del crimen organizado, disputas mediáticas, tiros políticos, dramatización, golpes de pecho morales, pero la televisión es manca para reproducir estas cosas y se vale de imágenes exageradas y reseteadas hasta la náusea para provocar todo un circo mediático de un problema que debería estar a la par de las demás, saca provecho para reproducir mini novelas o pequeños clips de casos de la vida real empujándote a un pasillo que no te lleva a ningún lado.
Encuadre Odisea
Las donaciones, la ayuda casi ubicua del país hacia los damnificados de los desastres y la opinión pública que genera este acontecimiento son respuestas a la información que transmiten los medios de manera pre-estructurada y lista para propiciar una conducta. Si ésta, como respuesta de los mensajes masivos, se repite varias veces podemos afirmar que la interpretación es colectiva, por lo tanto es un proceso social.
El uso de los símbolos me parece también algo muy importante: Casas inundadas a la mitad, muebles en el techo, gente llorando por sus documentos y pertenencias destruidas, donaciones, autos bajo el agua, la policía y los militares auxiliando, helicópteros, incluso la palabra favorita de la prensa: Solidaridad. “La comunicación es un proceso social en el que los individuos utilizan símbolos para establecer e interpretar el significado de su entrono”. (West, R. y Turner, L, 2005:6).
Me parece que si ocurriera un desastre de dimensiones más grandes y no estuvieran presentes estos símbolos, quizá la audiencia, los radioescuchas y lectores minimizarían el impacto. Es decir, hay comunidades que viven en peores condiciones, pero al no ser transmitidas las imágenes de miseria y necesidad, no hay respuestas simultáneas de parte del público, aún cuando estos conocen la situación que se vive en África, por ejemplo.
Todo esto son símbolos de los desastres naturales, que ayudan a intensificar la respuesta de las demás personas. Y si vemos la cobertura de Televisa del huracán Alex hace tres años en Tamaulipas, notaremos que no es muy distinta a la de hoy (tampoco la actitud de la gente hacia estas circunstancias). El texto Comunicación e información de Paoli, A, afirma que, según Weber, cuando deje de existir la probabilidad de que una forma de conducta tenga algún sentido previsible para unos o posea en sentido entendible para otros, dejará de ser social.
En cuanto a las funciones puedo reconocer la emotiva vinculada con las imágenes de la gente llorando, frases que apelan al nacionalismo y los valores morales de la ciudadanía para el apoyo solidario. El fáctico sobre todo en los comerciales, en los que proporcionan el número de teléfono y la dirección de centros de acopio para la ayuda a los damnificados. “La función conativa encuentra su más pura expresión gramatical en el vocativo y el imperativo…” (Jackobson,1984:35) “¡Dona!”, dice la publicidad televisiva. Y estacionan los centros de acopio o el redondeo en la puerta de tu casa.
La que me parece predominante es la poética que desvirga la penuria y la exhibe como un desastre no sólo natural, sino también social; y cómo te transmiten el mensaje, pasa a ser trascendental para el proceso comunicativo, la dramatización adquiere un carácter especial. “Cualquier intento encaminado a reducirla a poesía o viceversa, constituiría una forma engañosa de simplificar las cosas al máximo” (Jackobson,1984:37)
Para darnos una idea de la influencia que tienen los medios de comunicación haciendo de doble canal, ya que no sólo funcionan para comunicarte un suceso, sino para transmitir y facilitar la retroalimentación, también a través de ellos, podemos mencionar a la asociación SumateYa.org en la que, según su página oficial, están involucrados 34 medios masivos entre periódicos, radios, revistas y canales de televisa, 181 medios locales (116 periódicos y 65 sitios web).
Uno de los ejemplos de interculturalidad es el rechazo de la ayuda proveniente de la revista PlayBoy por parte de algunas entidades. "Tristemente, al ser ésta una casa editorial en la que contamos con diversas revistas, nuestro apoyo ha sido rechazado por contar con un título que, a juicio de alguno, no es digno de cooperar: nuestra revista Playboy " (El Universal, México, D.F., 4 de octubre).
En su columna Ergo, al que nace pa’tamal del cielo le caen las hojas de Sin embargo.mx, José Luis Franco dice que la clase media alta puede leer libros o Proceso para ver qué dicen de Televisa, pero que la clase modesta no tiene otra manera de vivir o de tener acceso a la distracción más que la televisión. Por otra parte, un estudio del periódico digital animalpolítico.com a cargo de la empresa De la Riva Groupel dice que 76% de los entrevistados considera que vivimos en un país solidario y 73% asegura que en la esperanza es una característica importante de las personas que vivimos en él. Por lo que podemos concluir que culturalmente México es un país propenso a la generosidad en desastres naturales.
Quienes transmiten los mensajes tienen una habilidad en la comunicación superior a las clases populares por su formación académica y especialización. Su actitud está moldeada por el medio al que representan, el conocimiento también es superior al receptor (son ellos quienes informan y no sólo saben qué informar, sino también cómo). El sistema social es bondadoso con los medios de comunicación masiva, tienen influencia en los demás estratos sociales (saber es poder), lo que también es cultural. Sale en la televisión: tiene prestigio.
El contenido es repetitivo y se basa en imágenes. Los medios masivos son principalmente la televisión con una cobertura saturada, los periódicos que hablan más de las declaraciones, consecuencias y diversos rumores que surgieron a raíz de este acaecimiento, así como pequeñas dificultades como vuelos atrasados. La radio sirve más como un instrumento de directriz. En las revistas no encontré mucha información excepto por las polémicas sobre Laura Bozzo y Aristegui, el desaire a PlayBoy y la ayuda por parte del Cartel del Golfo a los afectados (tópicos arribados también en los periódicos).
Quienes transmiten los mensajes tienen una habilidad en la comunicación superior a las clases populares por su formación académica y especialización. Su actitud está moldeada por el medio al que representan, el conocimiento también es superior al receptor (son ellos quienes informan y no sólo saben qué informar, sino también cómo). El sistema social es bondadoso con los medios de comunicación masiva, tienen influencia en los demás estratos sociales (saber es poder), lo que también es cultural. Sale en la televisión: tiene prestigio.
El contenido es repetitivo y se basa en imágenes. Los medios masivos son principalmente la televisión con una cobertura saturada, los periódicos que hablan más de las declaraciones, consecuencias y diversos rumores que surgieron a raíz de este acaecimiento, así como pequeñas dificultades como vuelos atrasados. La radio sirve más como un instrumento de directriz. En las revistas no encontré mucha información excepto por las polémicas sobre Laura Bozzo y Aristegui, el desaire a PlayBoy y la ayuda por parte del Cartel del Golfo a los afectados (tópicos arribados también en los periódicos).
La cobertura es amplia y crea un espacio que reconocemos en algún lado del mundo, casi como en el limbo, pero remodelado en la sala de nuestra casa. Vemos al reportero con el agua a la mitad de su cuerpo transmitiendo en vivo. No sólo en charcos, sino en verdaderos mares de putrefacción. Y uno piensa: sí, pobre reportero, se juega la vida. Pero lo que en verdad se juega es la ética que debe estar más sucia que el agua que le ahoga el cuerpo, ¿seremos tan incrédulos para pensar que en un estado no hay un solo lugar en el que se pueda transmitir en seco, sin ser sensacionalistas, sin recurrir al moco seco de la misma gente que ve reallity shows de problemas existenciales underground?
O declaraciones oficiales como del alcalde de Acapulco: "Al menos la normalidad turística de Acapulco se ve bastante avanzada, debemos mandar el mensaje a la nación para ser anfitrión de congresos y convenciones".(Diario de Yucatán, Mérida, Yucatán,4 de octubre ) , proyectan una imagen de Acapulco como un lugar que está lo suficientemente mal para recibir ayuda pero lo suficientemente bien para recibir turismo.
Los mexicanos nos quedaremos con la idea de que en este período de tiempo lo más trascendental fueron los desastres naturales, gracias a la falta de abstracción de los medios audiovisuales que se limitan en reproducir estímulos a una audiencia sensible pero no susceptible a la programación mecánica como si fueran robots, los incitan a donar en medio de alzas y reformas, e intencionalmente o no, discriminan las noticias que no tienen complementos lacrimógenos pero que a la larga, traerán más consecuencias. Y desastres naturales siempre habrán. Listos para ser explotados por una prensa mediocre forjadora de vídeo-niños.[1]
“Lo que podemos ver en la televisión es lo que mueve los sentimientos y las emociones: asesinatos, violencia, disparos, arrestos, protestas, lamentos; y en otro orden de cosas: terremotos, incendios , aluviones e incidentes varios”.(Sartori,1977:93).
[1] Término acuñado por Giovanni Sartori en su libro Homo Videns, 1997, para nombrar a las nuevas generaciones que anteponen las imágenes al contenido abstracto de un suceso.
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