viernes, 21 de marzo de 2014

Cómo no morir en cualquier intento


Publicado en vox.com.mx el 22 de enero de 2013.

MÉRIDA, Yucatán, México.  Katia Rejón Márquez-

Estoy en la biblioteca de la facultad, frente a mí hay un ventanal gigante donde un par de hombres trabajan en una especie de placas gigantes en el edificio donde estoy. Sobre la mesa hay dos libros de cine que tomé prestados del anaquel PN1995.9 : Lecciones de cine de Laurent Tirard y Cine Digital de Matt Hanson. Se supone que escribo una reseña de los hermanos Coen y su película “El gran Lebowski”. Leo un párrafo y lo resalto con plumón amarillo, me siento junto a él, lo releo. Joel e Ethan Coen se encogen de hombros o contestan no sé cuando les preguntan por qué hacen lo que hacen. Primero me parece estúpido, después honesto, luego quiero contestar no sé a todo lo que me pregunten.

Siento celos. Me gustaría hacer todo lo que quiero aunque muera en el intento. Miro mi agenda, hay post-its que llenan una hoja: escuchar radio Colifata, bajar música de Debussy, leer Palmeras de la brisa rápida de Juan Villoro, ver el Devotional Tour Depeche Mode, terminar de ver On the road. Y aquí estoy, haciendo nada de eso, en una mesa redonda, sin nada en el estómago desde hace seis horas. El muchacho de los tenis que jala una de las placas con sus dedos tiesos tendrá su propia agenda. No sé. Salir con los amigos, sus tareas pendientes, ver esa película que le recomendó alguien, bajar el disco de su músico favorito, viajar a la playa uno de estos días. Y no. Está aquí, estamos aquí los dos, dejando pasar el tiempo.

Y se atreven los hermanos Coen a decir “just because”. Vuelvo en mí, y pienso en que está bien, en que existe un querer más grande. Quiero estar aquí, prefiero estar aquí que en casa viendo un concierto de Botellita de Jerez, sí. Es la creencia, la esperanza a largo plazo que engorda nuestra voluntad y deja que no nos volvamos locos atrasando esas cosas que desearíamos estar haciendo ahora.

Vuelvo al trabajador. Debe estar pensando que al salir tendrá con qué pagar ese helado, invitar a su chica, salir con sus amigos o hacer lo que pueda. Estamos aquí. Rogamos para que nos alcance el tiempo para comer tacos árabes de Don Chucho, ver la película que queremos ver, leer lo que queremos leer y salir de la facultad, uno antes que el otro, para valernos por lo que sabemos hacer y un día de estos, no estar.

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